jueves, 7 de junio de 2007

Guillermo Brown, primer Almirante de la Armada Argentina



De origen irlandés, arribó al Río de la Plata en vísperas de la Revolución de Mayo, igual que muchos otros marinos franceses e ingleses que llegaban para probar suerte en el transporte y el comercio fluvial, y, eventualmente, en la guerra de corso.

Guillermo Brown iba a participar en casi todas las campañas navales importantes del Río de la Plata:

1) Ataque y derrota de la escuadra española surta en Montevideo en 1814

2) Campaña de corso al Pacífico en 1816 (con H. Bouchard)

3) Guerra con el Brasil, 1825 a 1828

4) Acciones del bloqueo anglo-francés en época de Rosas.

Producida la Revolución de Mayo, los primeros gobiernos patrios carecían de una escuadra naval permanente, a causa de la estrechez de los fondos públicos, demasiado exigidos por los distintos frentes de la Guerra de Independencia, así como por la falta de una oficialidad criolla experimentada en la guerra naval.

Hasta 1814, Montevideo era todavía el asiento de la marina de guerra española, que mandaba expediciones de ataque a las poblaciones costeras de los ríos (Rosario, por ejemplo). La revolución estaba en una situación delicada por los reveses en el Alto Perú, y el baluarte español en Montevideo, ciudad fortificada, era una seria amenaza. El sitio terrestre (Artigas, Rondeau) llevaba años y no era eficaz, por el control español del puerto y el río. Como muchos se dieron cuenta entonces, el destino de la revolución se jugaba en una acción contra la escuadra de Montevideo.

Así, Brown fue nombrado comandante de una escuadra armada con cierto apuro, tripulada por marineros y oficiales de varias nacionalidades, incluidos criollos, que logró batir y derrotar a las fuerzas navales leales al Rey de España. Brown demostró una gran astucia en aquella oportunidad, pues se mostró con sus naves frente a Montevideo, y cuando la flota española salió para batirlo ahí nomás, con las espaldas cubiertas por los cañones del fuerte, el irlandés simuló una huída río adentro. La flota española se dio a la persecución, y cuando se hubo alejado de las fortificaciones, Brown mandó dar la vuelta y les cortó el camino de regreso, batiéndolos en la posición que a él le convenía. Les apresó varias naves, y otras que lograron volver fueron voladas por los españoles para evitar que las tome Brown. Fue un completo desastre para las fuerzas leales al Rey.

Perdido el control del río, poco después Montevideo capitularía ante el ejército sitiador. El propio San Martín destacó la enorme importancia de esa acción ocurrida en 1814, que alejó el peligro de Bs. As, y evitó el envío proyectado de una poderosa flota española para reconquistar el centro político del Virreinato. A su vez, esto dejó el camino libre para retomar la guerra en el Alto Perú y permitió a San Martín librar su campaña libertadora.

Luego Brown participó en las acciones de corso en el Pacifico, 1816, atacando posesiones y navíos españoles, durante la cual se produjo el distanciamiento con Bouchard, el otro comandante de origen francés. Fue sometido a juicio después de su regreso, porque emprendió el viaje de corso sin autorización del gobierno, llevándose las naves, y porque algunas de sus acciones como corsario motivaron la queja del gobierno inglés. De todos modos, en reconocimiento a sus pasadas acciones, Montevideo, fue tratado con benevolencia en Bs As, aunque tuvo que estar un tiempo preso mientras se sustanciaba el proceso.

Estuvo un tiempo fuera de servicio hasta que el gobierno de Rivadavia lo convoca para enfrentar a la flota (superior) del Brasil que bloqueaba Bs. As., desde 1825 a 1828, en una campaña naval que tuvo tanto éxitos como derrotas, pero siempre se mantuvo al frente como comandante. Aquí hubieron combates que se escucharon y vieron desde la costa de Bs As, donde Brown se destacó por su arrojo y valentía contra fuerzas superiores (“Combate de los Pozos” y “Juncal” fueron algunas batallas, hoy calles de Bs. As.

Por último, fue llamado por Rosas cuando el bloqueo anglo-francés, en donde tuvo que entregar sus naves al comandante francés en Montevideo, en una situación en la que fue cañoneado por sorpresa, mientras se retiraba pacíficamente y con las armas descargadas, lo que motivaría sus protestas.

La Armada Argentina lo considera como el organizador y primer almirante de la fuerza, por los servicios prestados en aquellas primeras épocas. Vivió en Bs As hasta su muerte en 1857, habitando su quinta de Barracas conocida hoy como Casa Amarilla, sede del Museo Naval. El general Mitre, en el entierro de Brown dijo: "En la vida, de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros por toda una flota.

Fuente. Científicos Industria Argentina.

No hay comentarios: